Por: Oswaldo de los Ríos  }

Mucho se habla de populismos en nuestros tiempos, pero ¿qué es el populismo?

Una de las acepciones más comunes para el populismo son las promesas o ideales políticos que no parecen realizables, desde el punto esencialmente económico porque riñen con metas relacionadas con el control del déficit o cuentas fiscales nacionales, en particular del gobierno, algo que cada vez más se ha estrechado cuando progresivamente por décadas se ha vaciado el capital del Estado, asociado a la venta de sus activos o la reducción de impuestos precisamente a los beneficiarios de los procesos de privatización, o a sectores quienes controlan a control remoto el Estado, y que canalizan el movimiento de sus recursos por décadas, y que tienen capacidad para el pago de impuestos.

En síntesis, la definición de populismo toma como referencia el que los ingresos del Estado no pueden sustentar los gastos o inversiones que un proyecto político plantea como propósito.

Ahora bien, finalizada la segunda guerra mundial y vista la destrucción de Europa fue visible como al margen del signo de los partidos políticos en los gobiernos, el esfuerzo mancomunado tenía que ver con la reconstrucción de las viviendas, infraestructura sanitaria, educativa, agrícola, vial e industrial, de ciudades enteras, lo que impulso la generación de empleo y el crecimiento económico, se diría un keynesianismo puro donde la recuperación del bienestar social como referente de la economía era indiscutido, nadie por entonces degradaba este esfuerzo denominándolo como populista pese a los ingentes recursos económicos de empréstitos, entre ellos el proveniente del Plan Marshall con el que se daba el primer arranque a la máquina productiva en el Viejo Continente.

El milagro de la recuperación europea tuvo que ver con la realidad de que la inversión y el gasto social son el mayor activo de soporte frente incluso al excepcional endeudamiento.

Ahora bien, el paso de una economía fundada en la producción a otra en los servicios y en la especulación financiera, es decir, el desvío de recursos y esfuerzos nacionales para la concentración de capital, que fue lo que sobrevino en el tiempo ya profundizado con el neoliberalismo a finales del pasado siglo, este si un verdadero populismo, es lo que explica el desbarajuste político y la tendencia guerrerista europea, si se piensa en el transcurso actual de la guerra en Ucrania, incluso sobre la postura del Viejo Continente, sobre la masacre diaria que practica Israel a la nación palestina, lo que tiene que ver con un proceso de vaciamiento de capacidades económicas en Europa y el mismo Estados Unidos, que busca resolver con el arrebatamiento violento y colonial de los recursos de Rusia o de Oriente Medio.

Populismo es también apuntar a los migrantes como la causa de todos los males económicos de una nación, como lo que planteó el día de ayer el expresidente Trump en el debate con el presidente Biden, eludiendo la realidad y la necesaria discusión sobre el papel de Estados Unidos en una escena geopolítica multipolar, con la que evitar una tercera guerra mundial, lo que no se resolverá persiguiendo los migrantes en la frontera entre Mexico y Estados Unidos, desatando una guerra comercial y militar con China, defendiendo a Israel o profundizando la confrontación entorno a Ucrania, y más bien con como Wall Street asume la realidad de otros grandes imperios en la historia de la humanidad que terminaron por reconocer, en la mayor parte por la fuerza, lo que hay que evitar en un mundo de la era atómica, el fin de su supremacía y la construcción de un orden global consensuado entre potencias.

-Claro, Biden, se diferencia de Trump en poco más que un matiz, entre otros, porque son expresión común de Wall Street-

Populismo es también reventar las relaciones entre Europa y el Reino Unido con el Brexit, donde Ukip y las élites británicas llevaron los ciudadanos como corderos a las urnas, vendiendo, de nuevo, los problemas económicos del archipiélago europeo como consecuencia de la cooperación económica con Bruselas, de lo que hoy están arrepentidos los británicos(65% en encuestas) por que luego de ello, lo que sobrevino fue más crisis económica y hoy, en un relanzamiento de Ukip, vende a los ciudadanos el que tal problema tiene ahora origen en los migrantes, y por paradójico que parezca el partido del brexit, de nuevo este punteando en segundo lugar en encuestas en el adelantado llamado a elecciones del próximo julio.

Populismo es también destrozar las relaciones comerciales históricas entre Venezuela y Colombia que progresó visiblemente desde la presidencia de Álvaro Uribe, una apuesta por ver sucumbir el país vecino y recoger las migajas que dejan las potencias occidentales en sus procesos de colonización contemporánea, soportado en el bloqueo comercial, lo que acumula dos décadas de ruptura y el que actual gobierno colombiano intenta corregir.

Populismo es también llamar “bestia negra” a Jean Luc Melenchon por proponer que Francia salga de la Organización de Tratado del Atlántico Norte-Otan, o llamarlo antisemita, por oponerse al apoyo occidental a Israel, o por hablar de la necesidad de incrementar el salario, mejorar los servicios sanitarios o incrementar los impuestos a quienes por décadas, luego de impulsar la privatización de las empresas y sectores estatales, acaudalan recursos económicos excepcionales.

Referencia

Entradas más populares de este blog

Opinión

Opinión