Opinión

Por: Oswaldo de los Ríos }   

En 2016, en Colombia, los nacionales votaron en contra de los acuerdos de paz con las Farc y la semana que pasa, los europeos votaron a favor de continuar y profundizar la guerra en Ucrania, su subordinación a Estados Unidos y en apoyo a Israel en el genocidio contra el pueblo palestino.

La estrategia es la misma: velar las discusiones de fondo a los votantes, un engaño.

En Colombia, en el referéndum por la paz de 2016, la derecha estimó que la desmovilización de la guerrilla estaba cocinada y el escenario del conejo a los acuerdos cumplido. La paz barata era una realidad, por lo que se desató una ola de propaganda coordinada y financiada por 30 grandes empresas del país, entre estas, la Organización Ardila Lülle  y el Grupo Bolívar, con recurso en los medios de comunicación tradicionales: así las cosas el embrujo autoritario con lo que el expresidente Uribe abrazó dos períodos presidenciales reverdeció y con las alianzas de antaño. 

Mientras ese domingo 12 de octubre de 2016 a las 5:30 el país quedaba absorto ante una decisión inexplicable, un promotor del NO, Juan Carlos Vélez, reconoció días después cómo se implementó la estrategia: “Estabamos buscando que la gente saliera verraca a votar ”.

En la Colombia de Uribe, la clase política y empresarial adoptó en 2005 una justicia especial para los grupos paramilitares, que recordaba el escenario legal entregado a Pablo Escobar por el gobierno Gaviria en 1991, con la Catedral como prisión en el municipio de Envigado,  que poco o nada tenía que envidiar a un hotel de 5 estrellas y desde donde el capo siguió coordinando su actividad delincuencial. De hecho, la historia recuerda que allí se realizaron ajustes de cuentas, como el asesinato de los narcos y hermanos Fernando y Mario Galeano, y William Moncada. 

En el caso de los paramilitares el "comandante" Mancuso compareció en la mismísima tribuna del Congreso de la República, mientras funcionarios públicos y camionetas blindadas hacían cola en el Centro Vacacional Prosocial, en la Ceja, Antioquia, donde estaban “recluidos” 59 jefes paramilitares. .

Al final 13 paramilitares fueron extraditados por el gobierno Uribe entre ellos Mancuso, Fernando Murillo, Ramiro Vanoy, Hernán Giraldo, Francisco Javier Zuluaga, Guillermo Pérez Alzate, Manuel Enrique Torregosa, Diego Alberto Ruiz Arroyave, Juan Carlos Sierra, Martín Peñaranda, Edwin Mauricio Gómez Lara, Nondier Giraldo Giraldo y Eduardo Enrique Vengoechea.

Mancuso, el día de hoy en entrevista en el Reporte Coronell en la W Radio, sentenció: “el presidente Uribe fue socio en la guerra, lo invitamos a que sea socio nuestro en la paz”.

 El jefe del Bloque Norte, sostiene que lo extraditaron para evitar que hablara, so pretexto de que seguían delinquiendo desde el Centro Vacacional mencionado. 

En la misma entrevista Mancuso reconoció el involucramiento del exvicepresidente de Colombia en los dos gobiernos del expresidente Álvaro Uribe, Francisco Santos, en la creación del Bloque Capital de las Autodefensas, el mismo que negoció con Estados Unidos el envío de Mancuso, al final de su condena a Italia, durante la administración Trump, a cambio del voto en la elección del presidente del BID mientras era embajador de Colombia ante Estados Unidos, durante el mandato del expresidente Iván Duque y donde fue elegido el estadounidense Mauricio Claver-Carone.

En Europa, a la gente la sacaron a votar verraca en contra de los migrantes, a quienes responsabilizan de todos los males que precisamente trae la guerra en Ucrania y, otras más, que el "primer mundo" ha procurado por décadas casi que en cada esquina del planeta.

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